Se aconseja identificar los elementos de la narración para su mejor comprensión.-
“El viaje a la ficción” ( el mundo de Juan Carlos Onetti) de
Mario Vargas Llosa.-
… en 1957, en Ficción, una revista argentina, aparece El infierno tan temido, el más
extraordinario de los cuentos de Juan Carlos Onetti y, acaso, la más inquietante exploración del
fenómeno de la maldad humana – lo que los cristianos entienden como el pecado
original- de la literatura en nuestra lengua, un cuento que merecía figurar en
el libro que Georges Bataille, acerado espeleólogo de la crueldad e
irracionalidad, dedicó a estudiar la relación entre La literatura y el mal. Este texto solo bastaría para hacer de Juan
Carlos Onetti uno de los más personales y profundos escritores de nuestro
tiempo. Según el propio Onetti, el tema de este cuento se lo refirió Luis
Batlle Berres- una historia que habría ocurrido en Montevideo-….
Onetti convirtió una ocurrencia probablemente banal y
vulgarmente melodramática en una escalofriante exploración del alma humana.
Las pocas páginas
de que consta El infierno tan temido
son engañosas, pues, aunque la historia parece de entrada claramente
inteligible, la verdad es que toda ella está cargada de sobreentendidos,
alusiones, pistas, referencias, omisiones y acertijos que permiten lecturas muy
diversas y hacen de ella una suerte de palimpsesto en el que distintos niveles
superpuestos de escritura trazan una inquietante descripción de la vocación de
crueldad congénita a la condición humana.
La historia
transcurre en Santa María, en el mundo de los periodistas del diario El Liberal, y para su cabal comprensión
es importante subrayar que se trata de un mundo de gentes grises y mediocres,
con un horizonte vital pequeñito, roído por la frustración y la rutina. Esto es
lo que representa el periodista Risso, especialista en carreras de caballos,
cuyas crónicas hípicas, por los párrafos que llegamos a leer de ellas, son
sartas de lugares comunes y vanidosas afirmaciones autorreferentes. Lo mismo
podría decirse de la otra protagonista, la actriz Gracia César, con la que
Risso se casa luego de enviudar de su primera mujer. También ella parece una figura de segundo plano en la Cooperativa
Teatral El Sótano en la que trabaja cuando Risso la conoce, alguien que nunca
descollará, que permanecerá siempre en esa medianía de papeles que ya ha
alcanzado. Y es precisamente porque son tan poca cosa, mera gente del montón,
que nos impresiona tanto que ambos vivan una historia tan atroz –ella
infligiéndola y él soportándola, por lo menos a primera vista, aunque, como
veremos, ni siquiera esto resulta tan difinitivo-, una de esas experiencias
que, desde la tragedia griega, estamos habituados a relacionar con los dioses,
los reyes y los héroes, no con las gentes del común…