martes, 23 de mayo de 2023

5to año. Shakespeare y el Teatro isabelino.

 
























5to año. Concepción dramática de Shakespeare

 CONCEPCIÓN DEL HOMBRE Y DEL MUNDO PARA  SHAKESPEARE.



Conviene precisar los términos de la concepción del mundo y del hombre en Shakespeare, pues ellos son fundamentales para comprender el fondo de sus dramas e, incluso, su misma concepción dramática. De un modo general, ambas cncepciones siguen, en sus líneas generales, las ideas de la época, el Renacimiento.




Para Shakespeare EL MUNDO ES UN ORDEN ARMÓNICO Y NATURAL, QUE SE MANIFIESTA EN LA EXISTENCIA DE JERARQUÍAS INCONMOVIBLES QUE SON LA GARANTÍA DE SU DURACIÓN.



En este orden se encuentran todas las cosas que nos rodean, tanto en nuestro pequeño mundo como en la inmensidad del universo. Todas las cosas, ocupan en él un rango determinado e inconmovible,en el que fueron puestas y en el que deben durar eternamente. El hombre ocupa un lugar dentro de este orden jerárquico y , al mismo tiempo, está distribuido jerárquicamente dentro de la sociedad,en la que el rey ocupa el vértice, porque en el monarca se unen las virtudes humanas y las divinas. El rey es el ungido de Dios . Dentro del mundo, la tarea del rey es mantener el orden sobre el cual tiene poder y señorío, para que así se realicen el bien y la justicia, evitando el desorden y la injusticia.

Pero en el mundo no solo habitan los hombres. Están también el bien y el mal de la naturaleza, que se expresa a través de los hombres. Este es concebido como un campo en el que luchan estas dos fuerzas; la razón es el baluarte del bien y las pasiones constituyen el ejército del mal. Así como existen como contrarios al bien el mal, son contrarias la razón y las pasiones; y la tarea de aquélla es dominar a éstas, no permitirles desbordarse, impedirles que ordenen a la voluntad realizar acciones perniciosas, porque ellas rompen, primero el orden interior y luego, el orden exterior, al lanzarse libremente sobre el mundo.



EL HOMBRE, PUES, ES EL CAMPO EN EL QUE LUCHAN LAS FUERZAS DEL BIEN Y DEL MAL. EL HOMBRE IDEAL ES AQUEL QUE DOMINA EL MAL NATURAL, QUE SOMETE SUS PASIONES: “Dadme un hombre que no sea esclavo de sus pasiones y yo lo colacoré en el centro de mi corazón...” dice Hamlet. EL QUE REALIZA EL SEÑORÍO DE LA RAZÓN REALIZA, AL MISMO TIEMPO, EL BIEN Y LA JUSTICIA.



Pero cuando la razón y la voluntad individual son impotentes par dominar los impulsos de la pasión, la justicia se encarga de restablecer el orden, castigando al culpable. Ella es la que mantienela coherencia del mundo, evitando que las fuerzas del mal penetren en su estructura destruyendo su unidad, a los efectos de que pueda realizarse el reino de la Gracia en la tierra.

En esta concepción, el centro de todo lo constituye el hombre, la criatura sometida a la lucha eterna de os contrarios, cuya debilidad la hace caer una y mil veces en el mal;per, felizmente, otra parte de la humanidad logra mantener intactas las fuerzas del bien y así la justicia castiga a aquéllos y premia a éstos luego del sufrimiento.-



CONCEPCIÓN DRAMÁTICA.-

Si dijimos antes que el poeta concibe al hombre como la sede de la lucha ente las fuerzas del mal y del bien, el drama es la expresión artística de esa lucha. En la obra se enfrentan las fuerzas del mal encarnadas en las pasiones individuales: odio, lujuria, etc y las del bien encarnadas en la razón. En ciertas ocasiones aquellas se corporizan en algún personaje humano o un ser sobrenatural que patentiza así mejor el conflicto.



El drama es concebido, pues, como:



LA LUCHA ENTRE EL DESTINO Y UN CARÁCTER QUE PRETENDE DESTRUIR EL ORDEN, LUCHA EN LA QUE EL INDIVIDUO ES ANIQUILADO POR LA JUSTICIA ETERNA QUE LE CASTIGA DE ESTE MODO Y RESTABLECE EL REINO DEL ORDEN COMO REINO DE LA GRACIA.



Este mecanismo emparenta e teatro de Shakespeare con toda la tragedia helénica. Pero, además, el poeta se encargó de establecer aún más concretamente esta relación al expresar cuál es la finalidad del drama, en un conocido pasaje de “Hamlet”:





....”(el) fin del arte dramático, cuyo objeto, tanto en sus orígenes como en los tiempos que corren, ha sido y es presentar, por decirlo así, un espejo de la Humanidad; mostrar a la virtud sus propios rasgos, al vicio su verdadera imagen y a cada edad y generación su fisonomía y sello característico.”





Podemos preguntarnos ahora de qué medios se vale Shakespeare para lograr esta enseñanza. La respuesta es fácil: el horror. Todo el esfuerzo de la imaginación del poeta, al crear las situaciones, al inventar el lenguaje de sus personajes, al dar el clima de sus piezas, parece concretarse en la acumulación de elementos destinados a provocar en el espectador el horror ante el espectáculo. No se trata solamente de las muertes violentas, sino más que ellas en sí, las circunstancias en que se producen, la hora o la personalidad del muerto, el estado anímico del asesino y mil y un detalles íntimos. Agréguese a ello las apariciones espectrales, el ambiente de encantamiento que preside todas las acciones sangrientas, el clima de terror y de locura, y se tendrá patentemente cuál ha sido la intención de Shakespeare. Así como en el teatro trágico griego el terror es el que lleva a la piedad (respecto a los dioses y a la justicia) y a la compasión por el héroe, en el de Shakespeare el horror está destinado a provocar en el espectador la saludable advertencia que le impedirá pecar. 



"Shakespeare" de Tabaré J. Freire, capítulo 6 de Editorial Técnica .