ENTREVISTA:EN MEMORIA DE CESAR VALLEJO
Una entrevista de Gonzalez-Ruano
No se sabe
si César Vallejo, supremo poeta peruano y una cumbre de la lírica castellana,
nació el 15 o el 16 de marzo de 1892, hoy o tal vez ayer hace 100 años, en la
localidad de Santiago del Chuco, al norte de Perú. El poeta es hoy un rasgo
vital de la identidad de este país. De ahí que 1992 haya sido declarado en Lima
"año del encuentro de dos mundos" y del "centenario de
Vallejo", poeta que llevó el mestizaje a su máxima radicalidad: fue
expresión pura del trágico silencio del indio y también el llanto más hondo por
la tragedia de España en 1936.
El 27 de enero de 193 1, César González-Ruano publicó una entrevista con
César Vallejo en el periódico Heraldo de Madrid, de la que se ofrecen unos
extractos:"Duros y picudos soles le han acuchillado el rostro hasta
dejarlo así: finalmente racial, como el de un caballerito criollo de
Virreynato. Este hombre, muy moreno, con nariz de boxeador y gomina en el pelo,
cuya risa tortura en cicatrices el rostro, habla con la misma precisión que
escribe, y no os espantará demasiado si os juro que en el café se quita el
abrigo y lo duerme en la percha.
-César Vallejo, ¿a qué viene usted?
-Pues a tomar café.
-¿Cómo comenzó a tomar café en su vida?
-Publiqué mi primer libro en Lima. Una recopilación de poemas: Heraldos negros. Fue el año 1918.
-¿Qué cosas interesantes sucedían en Lima en ese año?
-No sé... Yo publicaba mi libro..., por aquí se terminaba la guerra...
No sé.
-¿Qué tipo de poesía hizo usted en sus Heraldos negros 2
-Podría llamarse poesía modernista. Encajaban, sí, en un modernismo
español, en un sentido tradicional con lógicas incrustaciones de americanismos.
-¿Recuerda usted ... ?
"Qué estará haciendo ahora mi andina y dulce Rita / de junco y
capulí; / ahora que me asfixia Bizancio, y que dormita / la sangre, como flojo
coñac, dentro de mí".
Lo ha recitado César Vallejo mal, muy mal; pero no tan mal que yo no
aprecie las excelencias de esta estrofa. En ella veo, por lo pronto...
-Veo por de pronto algo importantísimo en un poeta y sin cuya condición
no me interesan ni los poetas ni los prosistas ni las locomotoras; la precisa
adjetivación: "flojo coñac".
-La precisión -dice Vallejo- me interesa hasta la obsesión. Si usted me
preguntara cuál es mi mayor aspiración en estos momentos, no podría decirle más
que esto: la eliminación de toda palabra de existencia accesoria, la expresión
pura, que hoy mejor que nunca habría que buscarla en los sustantivos y en los
verbos... ¡ya que no se puede renunciar a las palabras!...
-¿Quiere usted decirme por qué se llama su libro Trilce? ¿Qué quiere decir Trilce?
-Ah, pues Trilce no quiere decir nada. No encontraba, en mi afán, ninguna palabra
con dignidad de título, y entonces la inventé: Trilce. ¿No es una palabra hermosa? Pues ya . no lo pensé más: Trilce".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 16 de marzo de
1992