lunes, 13 de abril de 2015

Se fue un grande: Eduardo Galeano.

La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar"

sábado, 11 de abril de 2015

GIACOMO LEOPARDI Y "El gorrión solitario".-



GIACOMO LEOPARDI.-


Los cantos de Giacomo Leopardi
FRANCISCO RUIZ NOGUERA/

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UNA nueva edición de los cantos de Leopardi de la mano de uno de sus más fervientes traductores al español, Antonio Colinas, que hace ya más de treinta años publicó un ensayo sobre el poeta italiano y una antología (Júcar, 1974), al que siguieron varios trabajos como 'Poesía y prosa' (Alfaguara, 1978), 'Hacia el infinito naufragio: una biografía de Giacomo Leopardi' (Tusquets, 1988) y 'Obras' (Círculo de Lectores, 1997). Esta nueva edición sigue, en cuanto a la poesía, sus traducciones anteriores, pero incorpora, en una segunda parte, el conjunto de Pensamientos que resumen, en gran medida, la filosofía del poeta romántico.

Como se advierte en una introducción que desvela de forma precisa las claves de esta poesía, «si el poema verdadero se nos ofrece como un raro y difícil equilibro entre el sentir y el pensar, entre la emoción y la reflexión, bien podemos decir que la poesía de Giacomo Leopardi es un paradigma». En efecto, ésas son las dos líneas ¯el sentir y el pensar¯ que se entrecruzan en una obra y una vida marcadas por la enfermedad, la hipersensibilidad y el pesimismo. Puede que sea el de Leopardi (Recanati, 1798-Nápoles, 1837) uno de los casos más claros en la identificación de vida y escritura. 

Era un gran estudioso

Miembro de una familia aristocrática, su existencia estuvo consagrada al estudio: formado en la lectura de los clásicos grecolatinos, ya en su adolescencia escribió algunas tragedias y ensayos sobre el mundo de la Antigüedad y, muy tempranamente, se inicia en la traducción de textos de Arquílico, Homero, Virgilio o las epístolas latinas de Petrarca.

Partiendo de esa formación clásica será, junto con otros poetas contemporáneos, como Hölderlin, Novalis, Shelley o Keats, uno de los renovadores en el nuevo lenguaje del romanticismo que tiene una de sus cimas en los Cantos, cuya primera edición se publicó en Florencia (1831), la última en vida del poeta salió en Nápoles (1835). En la edición florentina figuraba ya la impresionante 'Carta a sus amigos de Toscana', donde el poeta, agravado en su enfermedad, habla de la intención que mueve su obra: «consagrar mi dolor».

De hecho, es algo que queda patente en su evolución poética a partir de los 20 años. Aunque aparecen sin división alguna, son tres las partes en que pueden agruparse los Cantos: en la primera (poemas de adolescencia y primerísima juventud), la influencia de su formación grecolatina se resuelve en una estética neoclásica en poemas que se centran en las pasadas glorias de la patria: 'A Italia' («no veo el hierro y el laurel con el que se ceñían/ nuestros antiguos padres») o 'Sobre el monumento de Dante', así como en referencias culturalistas: 'Último canto de Safo'. Las dos etapas siguientes, en las que está el Leopardi más puro e íntimo, son, sin duda, las más cercanas al lector de hoy: en la segunda (entre los 21 y 34 años), la melancolía, la reflexión sobre el paso del tiempo y un sentido de apartamiento que no excluye el deseo de identificación con la naturaleza a través de la contemplación están en sus poemas capitales: 'El infinito', 'A la luna', 'La vida solitaria', 'Los recuerdos' o 'El gorrión solitario' («solitario,/ sin amigos, sin vuelos/ ( ) ¿Ay, cuánto se parece/ tu costumbre a la mía!/ ( ) Yo, solitario, en esta/ parte remota salgo a la campiña» mientras «que la dichosa juventud se apaga». 

Soledad y reflexión

La tercera etapa (entre los 35 y 39 años) está marcada por la soledad, la reflexión ('El pensamiento dominante'), los amores imposibles ('Amor y muerte') y la desolación personal en poemas como 'La retama' y, sobre todo, esa especie de autorretrato que es 'A sí mismo': («Ahora descansarás por siempre/ mi cansado corazón. ( )/ Despréciate ya a ti/ y a la naturaleza ( )/ y la infinita vanidad de todo».

La poética de Leopardi va pareja a su escritura memorialística que tiene mucho de reflexión filosófica: 'Diario del primer amor', 'Recuerdos de infancia y adolescencia', y el monumental 'Zibaldone', misceláneo diario intelectual escrito entre los 19 y 34 años, cuyo fin daría paso al comienzo de los 'Pensamientos' que acompañan esta nueva edición de los Cantos.

El poeta Antonio Colinas ¯buen conocedor y traductor de la poesía italiana¯ nos ofrece aquí, pues, una muestra del poeta y del filósofo, en una traducción modélica, guiada por un claro propósito: «Ser respetuoso con las palabras del autor ( ) pero a la vez evitar una fidelidad seca, estéril ( ) que le roba al poema su poesía»; una traducción que se esmera en recuperar el 'espíritu' y la musicalidad el poema.

Giacomo Leopardi






http://digilander.libero.it/interactivearchive/leopardi_passero.htm

EL GORRIÓN SOLITARIO

Desde la cima de la antigua torre,
solitario gorrión, hacia los campos
cantando vas hasta que muere el día;
y la armonía corre por el valle.
La primavera en torno
brilla en el aire y en el campo exulta,
tal que al mirarla el alma se enternece.
Escuchas los balidos, los mugidos;
las otras aves juntas, compitiendo
dan alegres mil vueltas por el cielo
libre, y celebran su estación mejor:
tú ajeno y pensativo miras todo;
sin volar, sin amigos,
del juego huyendo y sin cuidar del gozo;
cantas, y así atraviesas
la flor más bella de tu edad y el tiempo.

¡Oh cuánto se parecen
nuestras costumbres! Risas y solaces,
dulce familia de la edad temprana,
ni a ti, amor, de los jóvenes hermano,
suspiro acerbo de provectos días,
busco, no sé por qué; y es más, de ellos
casi a lo lejos huyo;
casi solo, y extraño
a mi lugar natal,
paso de mi vivir la primavera.
Este día que ahora ya anochece,
celebrar se acostumbra en nuestra villa.
Se oye el son de una esquila en el sereno,
se oyen férreos cañones a lo lejos,
atronadores de una aldea en otra.
Toda la juventud
con los trajes de fiesta
deja las casas, corre por las calles;
y mira y es mirada, y su alma ríe.
Yo saliendo a los campos
en soledad por tan remota parte,
todo deleite y juego
para otro tiempo dejo; y al tender
la vista al aire ardiente,
me hiere el sol, que tras lejanos montes
se disipa al caer, como diciendo
que la dichosa juventud desmaya.

Cuando a la noche llegues, solitario,
del vivir que los astros te concedan,
en verdad tu conducta
no llorarás; pues da naturaleza
todos vuestros anhelos.
A mí, si el detestado
umbral de la vejez
evitar no consigo,
cuando mudos mis ojos a otros pechos,
ya ellos vacío el mundo, y el mañana
más tétrico y tedioso que el hoy sea,
¿qué me parecerá de tal deseo?
¿y qué estos años míos? ¿Qué yo mismo?
¡Ay, me arrepentiré, y frecuentemente
hacia atrás miraré, mas sin consuelo!

Giacomo Leopardi (Traducido por Antonio Colinas)

Il passero solitario 
·   
· 
D'in su la vetta della torre antica,
Passero solitario, alla campagna
Cantando vai finchè non more il giorno;
Ed erra l'armonia per questa valle.
Primavera dintorno
Brilla nell'aria, e per li campi esulta,
Sì ch'a mirarla intenerisce il core.
Odi greggi belar, muggire armenti;
Gli altri augelli contenti, a gara insieme
Per lo libero ciel fan mille giri,
Pur festeggiando il lor tempo migliore:
Tu pensoso in disparte il tutto miri;
Non compagni, non voli
Non ti cal d'allegria, schivi gli spassi;
Canti, e così trapassi
Dell'anno e di tua vita il più bel fiore.
Oimè, quanto somiglia
Al tuo costume il mio! Sollazzo e riso,
Della novella età dolce famiglia,
E te german di giovinezza, amore,
Sospiro acerbo de' provetti giorni,
Non curo, io non so come; anzi da loro
Quasi fuggo lontano;
Quasi romito, e strano
Al mio loco natio, 
Passo del viver mio la primavera.
Questo giorno ch'omai cede alla sera,
Festeggiar si costuma al nostro borgo.
Odi per lo sereno un suon di squilla,
Odi spesso un tonar di ferree canne,
Che rimbomba lontan di villa in villa.
Tutta vestita a festa
La gioventù del loco
Lascia le case, e per le vie si spande;
E mira ed è mirata, e in cor s'allegra.
Io solitario in questa
Rimota parte alla campagna uscendo,
Ogni diletto e gioco
Indugio in altro tempo: e intanto il guardo
Steso nell'aria aprica
Mi fere il Sol che tra lontani monti,
Dopo il giorno sereno,
Cadendo si dilegua, e par che dica
Che la beata gioventù vien meno.
Tu, solingo augellin, venuto a sera
Del viver che daranno a te le stelle,
Certo del tuo costume
Non ti dorrai; che di natura è frutto
Ogni vostra vaghezza.
A me, se di vecchiezza
La detestata soglia
Evitar non impetro,
Quando muti questi occhi all'altrui core,
E lor fia vóto il mondo, e il dì futuro
Del dì presente più noioso e tetro,
Che parrà di tal voglia?
Che di quest'anni miei? che di me stesso?
Ahi pentirornmi, e spesso,
Ma sconsolato, volgerommi indietro.